Los minigolfs de los hoteles. Más divertidos de lo que parecen y menos utilizados de lo que debieran.
Por José Royo.
En mi última visita a Fuerteventura me di un salto por el minigolf del hotel en el que me alojaba (Elba Sara) porque mi hija me había pedido jugar por la tarde. La verdad es que después de estar jugando por la mañana no era mal plan hacer unos hoyos después de estar en la playa y antes de cenar. Encima hacía más de 35 años que no pisaba uno y quería recordar qué se sentía jugando en uno.
La cosa es que fui a recepción y reservé. Un adulto y una niña 6€, 4 por adulto y 2 por menor. Incluía el alquiler de los palos y las bolas que estaban bastante viejos.
Al ir con una niña el objetivo es intentar pasar un rato divertido pero al ver en qué estado estaba el minigolf me llevé una desagradable sorpresa. Todos los hoyos estaban desgastados con falta de algo.
A unos les faltaba césped artificial, a otros les faltaba los bordes, a otros limpieza, etc. Sinceramente si lo ves antes de reservar puede que no te invite mucho a jugar. La sensación era de que esos hoyos no habían sido limpiados en muchísimo tiempo y retoques y/o mejoras no las había visto desde que lo inauguraron.
Muchos hoyos tenían calvas importantes o trozos de moqueta despegados, en otros había tantas hojas secas que antes de patear tenías que ir limpiando la zona por donde tenía que pasar rodando la bola.
En los 45 minutos que pasamos allí vimos jugar 7 partidas contando la nuestra con 18 jugadores en total, 11 adultos y 7 niños. En dinero esos 35 minutos habían supuesto para el hotel 58€, lo cual no está nada mal.
La verdad es que nos lo pasamos bien pero una pregunta vino a mi cabeza: ¿estaba el minigolf en ese estado porque no era rentable o no era rentable y por eso estaba en ese estado? Intenté hablar con el responsable del Elba Sara para que contestara esta pregunta pero no se encontraba en el hotel, por lo que le envié un correo electrónico, el cual aún estoy esperando respuesta. Me imagino que en cuanto se normalice la situación pondrán apto para el juego este magnífico minigolf enclavado junto al mar.
Aprovechando que iba a jugar un torneo en Golf Costa Adeje, reservé en el Sheraton La Caleta para pasar el fin de semana con la familia. Al preguntar por las actividades de las que disponía el hotel para mi hija de nuevo apareció el minigolf. Vista la experiencia del Elba Sara, antes de reservar me pasé por él y la sorpresa esta vez fue muy agradable. El estado en general era bastante bueno, con un diseño de los hoyos mucho más divertido que el del Elba Sara y con una variedad de hoyos que lo hacían más entretenido.
Regresé a recepción a reservar y allí me llevé otra sorpresa: no había que pagar nada, estaba incluido en el precio de la habitación. Eso hacía que el nivel de exigencia bajara un poco, puesto que si no pagas un plus por un servicio menos le puedes pedir.
Recogí los dos palos y las dos bolas (bastante desgastados también pero en buen estado) y me dirigí con mi hija al minigolf. Los hoyos eran muchísimo más divertidos que los del Elba Sara. El césped artificial estaba mucho mejor cuidado y a ningún hoyo le faltaba un trozo de moqueta. Esto hizo que nos pasáramos un rato muy agradable y le encontráramos un poco más de sentido a por qué se le llama “crazy golf” en Gran Bretaña. Pasamos casi dos horas y puedo asegurar que se nos hizo muy corto. Al estar en mucho mejor estado de conservación y ser más divertidos los hoyos, el tiempo se pasa mucho más rápido. Además el entorno era mucho más bonito y cuidado.
Coincidimos solamente con dos parejas (los 4 adultos), cosa que nos extrañó, y pudimos observar que todos lo estábamos pasando igual de bien puesto que las risas se oían por todo el recorrido.
Me pareció extraño que el del Elba Sara, que estaba en muy mal estado, tuviera una ocupación tan alta y el del Sheraton La Caleta, que estaba muchísimo mejor cuidado y era más divertido, la tuviera tan baja. Una posible respuesta es que el tipo de turista que acude al segundo hotel sea de mayor edad y con menos menores que el del primero, que la verdad se notaba que la media de edad era menor y había muchos más niños.
En definitiva, que los minigolf o “crazy golf”, son mucho más divertidos de lo que parecen y son una alternativa para pasar un buen rato con los peques… y no tan peques.
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