
Javier de Bethencourt, ejemplo de coraje y valores, entre los finalistas al Galardón Princesa de Girona
El joven golfista canario brilla como referente de superación en el deporte español
Hay historias que van más allá de los resultados, los trofeos y las grandes citas. Historias que te hacen levantar la vista del green, respirar hondo y recordar por qué el deporte importa tanto. Una de esas historias tiene nombre y acento canario: Javier de Bethencourt, joven golfista que ha sido seleccionado finalista en la primera edición del Galardón Princesa de Girona a los Valores de Jóvenes Deportistas.
Y es que el reconocimiento no cae del cielo. Llega por lo que no se ve en la tarjeta de golpes: la entrega diaria, la capacidad de levantarse en los días difíciles y esa voluntad férrea que, incluso conviviendo con una enfermedad, le ha permitido perseguir sus metas con una serenidad y una fortaleza que impresionan. El jurado lo definió con claridad: “resiliencia fuera de lo común por su edad y una fuerza de voluntad inquebrantable”. Palabras mayores.
Este galardón —nacido para destacar a jóvenes deportistas que representan lo mejor del espíritu competitivo y humano— ha reunido a figuras de distintas disciplinas. Entre los finalistas masculinos acompañan a Javier el nadador extremeño Guillermo Gracia y el gimnasta vasco Eneko Lambea. En categoría femenina, las reconocidas han sido la gimnasta rítmica aragonesa Inés Bergua, la skater gallega Julia Benedetti y la escaladora vallisoletana Iziar Martínez.

La gala final tendrá lugar el 10 de diciembre en Girona, donde conoceremos el podio definitivo —oro, plata y bronce— de esta primera edición. Pero para muchos, el gran triunfo ya está aquí: ser elegido entre decenas de candidatos de todo el país y formar parte de un reconocimiento que premia la excelencia deportiva… y el corazón.
La verdad es que este tipo de noticias dejan buen sabor. Porque mientras hablamos de Ryder Cups, majors y grandes circuitos, jóvenes como Javier Bethencourt nos recuerdan que el golf —y el deporte en general— también es una escuela de vida. Que la actitud cuenta tanto como el swing, y que los valores no se entrenan una vez, sino cada día.
Desde Canarias, seguimos su camino con orgullo al jugador del Real Club de Golf de Las Palmas. Y lo celebramos, como se celebran los grandes birdies: sabiendo que vienen de una mezcla de talento, trabajo y, sobre todo, carácter.
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