Ryder Cup 2025: Bethpage Black se prepara para una batalla épica

Europa llega con confianza tras Roma, mientras Estados Unidos busca revancha en su propio terreno

El rugido del público neoyorquino ya se deja sentir en el aire. Bethpage Black, uno de los campos más temidos y reverenciados de Estados Unidos, está listo para acoger a partir del viernes 26 de septiembre una nueva edición de la Ryder Cup, ese torneo donde no solo se juega al golf: se pone en juego el orgullo de continentes enteros. Esta vez, la narrativa es clara. Europa defiende la corona conquistada en Roma en 2023, mientras que Estados Unidos, herido en su orgullo, busca una revancha en casa que lleva dos años madurando.

Europa, un bloque compacto

El capitán Luke Donald vuelve a confiar en la columna vertebral que ya brilló en Italia. Figuras de talla mundial como Rory McIlroy, Jon Rahm y Viktor Hovland lideran un grupo donde también destacan el desparpajo de Ludvig Åberg, el temple de Tommy Fleetwood o la experiencia de Tyrrell Hatton y Matt Fitzpatrick. A ellos se suman nombres como Shane Lowry, Sepp Straka, Robert MacIntyre y los gemelos Højgaard, capaces de inyectar juventud y frescura en un conjunto que parece cada vez más sólido. La fortaleza europea sigue siendo la misma: unión, estrategia y esa capacidad de crecerse en los momentos límite.

Estados Unidos, hambre de revancha

Al otro lado, Keegan Bradley asume el reto de capitanear a un equipo que llega con la presión añadida de jugar en casa y la obligación de ganar. Scottie Scheffler, número uno del mundo, encarna el papel de líder indiscutible, pero no está solo: Xander Schauffele, Patrick Cantlay, Justin Thomas o Bryson DeChambeau aportan talento y carácter competitivo. Junto a ellos, jóvenes como Cameron Young, Sam Burns o Ben Griffin buscan dejar su huella en la que será probablemente la Ryder más intensa de los últimos años.

El escenario y lo que está en juego

Bethpage Black no perdona. Con su rough denso, bunkers traicioneros y greens endiablados exige precisión y nervios de acero. El público neoyorquino, apasionado y ruidoso, será un factor más a favor de los locales. Pero Europa sabe moverse en terreno hostil, y la historia reciente le sonríe.

La Ryder Cup 2025 promete ser un choque de titanes. Europa quiere demostrar que su reinado no fue casualidad; Estados Unidos busca ajustar cuentas pendientes. Y cuando la primera bola vuele el viernes, no habrá medias tintas: será golf en estado puro, con la emoción de un duelo que trasciende el deporte.

La verdad es que la Ryder Cup nunca defrauda. Da igual el marcador, el ranking mundial o los pronósticos de los expertos: siempre hay un putt imposible, un grito que rompe el silencio, una remontada que parece escrita para el cine. En Bethpage, con la pasión neoyorquina latiendo en cada tee de salida, todo apunta a que viviremos una de esas ediciones que se recuerdan durante décadas.

Europa llega con la confianza de quien se sabe campeón. Estados Unidos, con la rabia contenida de quien no admite otra derrota en su propio terreno. Y entre ambos, un campo que no perdona y que pondrá a prueba no solo el talento, sino también el corazón.

Porque la Ryder Cup no se gana solo con birdies. Se gana con nervios de acero, con compañerismo y con esa chispa que hace que un jugador se convierta en héroe por un día. Y a partir del viernes, cuando la primera bola vuele en el cielo de Nueva York, el mundo volverá a detenerse para contemplar el espectáculo más emocionante del golf.