El Aeropuerto de Los Rodeos y su influencia en la construcción del Tenerife Golf Club. Historia del Real Club de Golf de Tenerife Capítulo 3.

De cómo la sociedad y las instituciones tinerfeñas comenzaron a apoyar el proyecto al verle lo importante que podía ser para el turismo de la isla.

Habíamos dejado nuestra historia del RCGT a mediados de diciembre de 1932, cuando ya estaba firmado el contrato de construcción del campo con D. Andrés Albertos Díaz y se empezaban a buscar socios por parte de la Comisión Organizadora del club.

Enseguida la sociedad tinerfeña responde a la llamada de la Comisión y comienzan a presentarse solicitudes de socios. El boca a boca comenzó a funcionar y la idea de pertenecer a un club de golf se veía muy atractiva. Al principio los miembros de la Comisión invitaban a sus familiares y amigos a participar en este proyecto y pedían a su vez que hicieran lo propio con los suyos. Así se consiguió dar publicidad al mismo y hacer que la sociedad tinerfeña sintiera curiosidad por él.

El 22 de diciembre de ese mismo año se dan de alta 49 nuevos socios, siendo calificado por la Comisión Organizadora como "un éxito rotundo que refleja claramente lo que venimos diciendo desde hace meses y no es otra cosa que nuestro deporte (el golf) sigue siendo atractivo y teniendo un hueco en nuestra sociedad. En ningún lado figura la Junta de Gobierno como socios, lo que hace suponer que al principio era una cosa muy informal y cerrada donde sólo unos pocos eran los realmente "propietarios" del club. Con el paso del tiempo se formalizó todo y se empezó a dirigir y gestionar el club como una sociedad como tal.

Es entonces cuando se comienzan a alquilar diversas parcelas conocidas como “suertes” para la construcción del campo. Cuentan que se llamaban así porque los terrenos de la zona (que eran de forma alargada para que todos tuvieran tierras en la zona alta y en la baja y así poder tener acceso todas a las carreteras y caminos que los cruzan), se sorteaban entre los hijos de los propietarios cuando fallecían.

Sorprende sobremanera que sólo el 25% de los terrenos en los que se comenzó a construir el campo fueran comprados. Todos los proyectos al principio eran a muy corto plazo y los acuerdos eran muchas veces de palabra. Hoy en día sería impensable hacer algo así. La parte alta de los mismos se arrendaron por 400 ptas. al mes porque no se iban a utilizar de momento. El destino de ese dinero es un misterio puesto que no figura en ningún asiento contable, pero con seguridad que fueron empleados en la construcción y mantenimiento del campo.

El miércoles 18 de enero de 1933 el Cabildo de Tenerife se interesa por el Club y futuro campo y da una subvención de 3.000 ptas., cantidad muy importante para la época. El porqué de este interés del Cabildo en tener de nuevo un campo de golf en esta zona de Tenerife, venía dado de la necesidad de fomentar la llegada de turistas tanto nacionales como extranjeros a la isla. Clave en ello era la construcción por parte del Cabildo del Aeropuerto de los Rodeos, proyectado en 1930 e inaugurado oficialmente el 23 de enero de 1941, pasando a ser aeropuerto internacional. El piloto Luis Lerdo de Tejada, con un avión Dragón, procedente de Gando, tendría el honor de estrenarlo.

Entre 1933 y 1939 el Cabildo apostó definitivamente por el aeropuerto, aportando todo lo que estaba en su mano para que se realizara la obra, teniendo en los años de guerra civil el principal escollo para sacarlo adelante. Vieron en el campo de golf un reclamo para el turismo muy importante y con mucho futuro. Además quedaba tan cerca que la idea era utilizar sus salones para realizar reuniones y comidas de trabajo para no tener que desplazarse a otros puntos de la isla y así poder coger vuelos de regreso a última hora del día.

En la próxima entrega veremos los principales particulares y empresas que apoyaron la creación del Tenerife Golf Club.