Obras de restauración en las fachadas de las casa club de los campos antiguos. ¿Modernizadas o clásicas?

Todas las obras en los campos de golf clásicos suponen un verdadero reto para sus gestores. Aunar clasicismo y modernidad, dejarla clásica o moderna es un reto no exento de polémica.

Las obras en las fachadas de los campos de golf siempre es un reto. Desde hace unos meses se está renovando la fachada principal y distribuidor de acceso a la casa club del Real Club de Golf de Tenerife y algo que parece banal encierra muchos detalles detrás que lo hacen muy interesante.

Como hablábamos en este artículo de la erradicación de los productos fitosanitarios del Real Club de Golf de Tenerife, todo los que rodea a un campo de golf antiguo tiene que ser cuidadosamente tratado porque siempre pueden aparecer sorpresas. Con las obras en los inmuebles no iba a ser diferente.

Pudiera parecer que simplemente es tirar unos muros y construir otros y a otra cosa pero en este caso no es así.

Cuando un campo de más de 50 o 60 años tiene que hacer obras en su fachada (en este caso de 1932), un problema se les viene encima: se deja clásica como lo era cuando se construyó o se moderniza un poco para adecuarlas al presente y modernizarlas un poco?

Estamos hablando de una fachada que parte de ella data de 1932, año de inauguración del RCGT. Por lo tanto esa parte (justo la que da acceso al club) es “intocable” si te gusta respetar lo antiguo y no quieres cargarte una parte de historia al club.

La otra parte (zona de restaurante) si la desgracias nos pasa nada porque es más nueva y “solo” tiene más de medio siglo. Bueno, no pasa nada no. La casa club fue construida por partes a medida que fue necesaria su ampliación por el crecimiento de socios. 

Inicialmente constaba del cuerpo central que actualmente ocupa el bar cafetería, cocinas, una parte de los vestuarios masculinos y femeninos y la parte alta donde ahora están las oficinas y que al comienzo fue la casa de los guardeses del campo. Posteriormente pasó a ser unas habitaciones que se alquilaban a los transeúntes y actualmente son las oficinas del club. 

Años más tarde se ampliaron los vestuarios y posteriormente se añadió un nuevo cuerpo ampliando las cocinas, añadiendo un salón a la parte alta y lo que hoy es el restaurante del club.

Si uno se fija bien, desde la terraza del club se pueden distinguir perfectamente cómo fue esta ampliación si bien hay que añadir que se hizo con mucha delicadeza para que no se vieran construcciones diferentes sino un bloque homogéneo. Las obras en las fachadas y laterales de la casa club se intentaron hacer de la forma que menos modificara la esencia del club, cosa que a veces fue muy complicado de conseguir.

Es por ello que una curiosidad es ver los vestuarios por fuera y por dentro. Por fuera se ha intentado respetar al máximo para que no sea “demasiado nuevo” salvo por el detalle de la cristalera del 75º aniversario del vestuario de caballeros.

Por dentro es una construcción de siglo XXI muy moderna y bonita, que choca con el aspecto exterior que lucha por parecerse al bloque central pero que se queda a medio camino entre 1932 y el año 2000.

Llegados a este punto llega la cuestión principal que se debatió cuando se propuso la modificación de la fachada. ¿Cuánto de moderno se puede permitir ser para respetar la tradición e historia del club, hacer una fachada bonita y encima que no desentone con el resto de la casa club?

Les aseguro que en un club tan antiguo como El Peñón esto tiene muchísima importancia y seguro que más de un quebradero de cabeza le ha supuesto a su Junta Directiva y Directora Gerente.

He hablado con varios miembros de la Junta Directiva de este asunto y me han dicho que realmente fue complicado determinar cómo sería el aspecto final de la fachada. La historia, la tradición y las costumbres están muy arraigadas en el Real Club de Golf de Tenerife y se ha intentado contentar a su masa social para crear un equilibrio entre clasicismo y modernidad intentando que la fachada quedara lo más bonita posible.

En parte ha ayudado que el lateral exterior del vestuario femenino, que es la parte que primero se ve cuando se accede al campo por el aparcamiento, en su reforma y ampliación de 2010 rompiera en su día con la estética clásica y se quedara a piedra vista, levantando un debate interno en el club entre los que buscaban una modernización de la estética del club y los que preferían mantenerse en otra un poco más clásica. Les dejo una foto para que aprecien la diferencia entre la pared original que era como la del cuerpo central de la casa club a la actual.

Así que cuando vayamos a los campos de golf de más de 50 o 60 años como el Real Club de Golf de Pedreña en Santander, Real Sociedad de Golf de Neguri en Bilbao o el Real Club de la Puerta de Hierro en Madrid, les invito a que se paren un momento a observar sus edificaciones. Más de uno tiene alguna que otra sorpresa escondida.