
Una reflexión sobre la Ryder Cup
Después de lo sucedido la semana pasada en Bethpage, Francisco González nos ha dejado una reflexión sobre ello
Vivimos tiempos convulsos y muy complejos. Asistimos atónitos a un tiempo en el que las reglas y fundamentos con las que se conformaban y configuraban los principios fundacionales de relación y convivencia tanto nacional como internacional han saltado por los aires. Hemos acrecentado la resolución de nuestras diferencias y conflictos con la violencia y la guerra como si el bombardear niños y niñas, mujeres y ancianos en ciudades, escuelas y hospitales fuera lo más normal del mundo aceptando sin más esta forma de resolver nuestras relaciones y diferencias para extenderla a todos los ámbitos de la vida y la sociedad.
Lo sucedido este fin de semana pasado en Bethpage (Nueva York, EEUU) no es sólo intolerable e inaceptable, es una desgracia en la historia de nuestro deporte. Se puede ayudar y animar a tus jugadores para hacerles sobreponer a la derrota y alentarlos a luchar por la victoria, pero no se puede jalear, gritar, e insultar personal y gravemente a los contrarios mientras están compitiendo y nunca cuando van a hacer un swing o cuando van a dar un golpe en el green para embocar la bola.
Finalmente y ya en el paroxismo de lo que nunca se puede y debe hacer acabar tirándoles objetos y vasos mientras están jugando o lanzar una lata de cerveza aún llena a la cabeza de un jugador contrario que además alcanza sin daño a su mujer mientras se encuentran celebrando su victoria y ya como colofón tampoco ayuda a nuestro deporte que el capitán del equipo norteamericano, Keegan Bradley, en la rueda de prensa última diga que no admite preguntas sobre el comportamiento de su afición pues le ha parecido que han sido un modelo de comportamiento.
Nadie debería poner en duda que el deporte es la fragua en la que se forman buenos hábitos personales y sociales bajo unos principios y valores dirigidos a la aceptación de la victoria sin triunfalismos, al rechazo a ganar a cualquier precio, a asimilar la derrota como algo normal, a relativizar la importancia del resultado, a controlar la agresividad en competición, al estricto respeto a las reglas y al campo de juego, a la inflexible consideración y cortesía con el oponente ya sea ganador o perdedor, a la humildad y modestia en la victoria, así como a la serenidad y el ánimo en la derrota.
El golf siempre ha encarnado estos principios y muchos más. El golf siempre fue, además, un reducto intocable y el máximo ejemplo del verdadero espíritu deportivo y de la defensa de los mejores valores del ser humano que, además de los expuestos, se centraron siempre en unir a las personas y a las familias, en aprender buenas lecciones de vida, en enseñar a superar las dudas, miedos y ansiedades, en respetar a las personas, en saber comportarte en todo momento y en aprender a gestionar tus emociones, sentimientos y estados de ánimo.
Creo sinceramente que hemos sobrepasado las líneas rojas que apartaban al deporte del golf de la intolerancia, del hooliganismo y de la violencia verbal y física. Me temo que los grandes oráculos y rectores de nuestro deporte no harán nada, no suspenderán a nadie, no sancionarán a nadie para dar ejemplo, volverán a decir que fue una minoría y no caerán en la cuenta de que las tropelías de esa minoría fueron vistas a través de la televisión por millones y millones de espectadores, adultos, niñas o niños, en todo el mundo. Sencillamente no harán nada.
La próxima Ryder Cup es en Irlanda. Ojalá podamos reconducir el golf a la senda de la que nunca debió de salir y mantenerlo como ejemplo para todos los demás deportes y para todas la sociedades del mundo.
Francisco González
www.golfmentalcoaching.com
Entradas relacionadas
11 / ENE / 2021
EL MÉTODO FG GOLF MENTAL COACHING.
22 / NOV / 2020
Cómo mejorar tu golf. Por Paco González, psicólogo y coach.
Publicar un comentario
Tu email no será publicado en el blog