Europa se crece en Bethpage y roza la gesta

Chicho Morales 28 / SEP / 2025 0 129 1 minutos

Un equipo sólido y compacto deja el marcador 11,5 a 4,5 frente a Estados Unidos

Europa volvió a demostrar en Bethpage Black que la Ryder Cup se gana con algo más que talento individual. Se gana con unión, con compromiso y con esa química especial que hace que cada jugador se sienta parte de algo más grande que sí mismo. Tras la segunda jornada, el marcador es contundente: 11,5 a 4,5. Y la verdad es que pocas veces en territorio estadounidense se había visto una superioridad tan clara del bloque europeo.

Si en el primer día fue Jon Rahm quien marcó el camino, en este segundo todo el equipo se vistió de protagonista. Rory McIlroy, Viktor Hovland, Tommy Fleetwood, Hatton, Fitzpatrick… todos aportaron puntos y momentos decisivos, ya fuera con birdies oportunos, recuperaciones imposibles o simples gestos de ánimo hacia sus compañeros. Europa se comportó como un engranaje perfectamente engrasado, donde cada pieza cumplió su función.

Además, la manera en que se complementaron las parejas resultó clave. Mientras Estados Unidos se enredaba en dudas y en errores no forzados, los europeos mostraban serenidad, jugando al golf que exigía Bethpage Black: ordenado, paciente y sin regalar nada. Y es que este campo no perdona caprichos. Quien se sale del guion acaba sufriendo, y de momento son los locales quienes más lo están notando.

El ambiente, cargado de presión y con gradas teñidas de rojo, tampoco intimidó a los visitantes. Más bien pareció unirlos aún más. Cada celebración se compartía, cada putt embocado era abrazado como si fuera el último. Ese espíritu colectivo ha sido, hasta ahora, la gran diferencia.

Europa ha dormido esta noche con siete puntos de ventaja y la sensación de que, si mantienen esta mentalidad de equipo, la Ryder volverá a cruzar el Atlántico. Pero nadie en ese vestuario se confía: saben que los domingos en la Ryder Cup siempre guardan sorpresas.